La frágil estabilidad cambiaria depende de salvavidas externos, evidenciando la insostenibilidad del modelo

La venta de dólares del Banco Central para contener la presión alcista sobre el tipo de cambio no se sustenta en un fortalecimiento de las reservas netas, sino en el recurso constante a préstamos bilaterales o swaps que postergan, pero no resuelven, el problema de fondo. Se trata de una estabilidad aparente, comprada con deuda y condicionada a la voluntad de actores externos, cuyos intereses no siempre coinciden con los del desarrollo nacional.

El costo social de la ficción cambiaria

Mientras el gobierno celebra cada día que logra "defender la banda", el costo de esta ficción cambiaria lo pagan los sectores productivos y los trabajadores:

• Sector exportador: Una moneda sobrevaluada actúa como un impuesto a las exportaciones, castigando a los productores regionales y desincentivando la generación de divisas.

• Industria nacional: El dólar barato artificialmente fomenta las importaciones, haciendo inviable la competencia para las pymes y destruyendo empleo industrial.

• Ahorro popular: Los ahorristas ven cómo sus salarios y jubilaciones se licúan frente a una inflación que el tipo de cambio anclado no logra contener.

La ilusión del atajo financiero

Desde una perspectiva de centro-izquierda, este manejo crisis-trans-crisis de la política cambiaria refleja una concepción profundamente equivocada: la creencia de que los desequilibrios estructurales se pueden resolver con ingeniería financiera de corto plazo. La verdadera estabilidad cambiaria no se decreta ni se compra con deuda; es el resultado de un modelo productivo que:

1. Genere dólares genuinos a través de exportaciones con valor agregado

2. Proteja y fomente la industria nacional y el empleo registrado

3. Establezca un sistema tributario progresivo que grave la renta financiera y las grandes fortunas

Cada día que el gobierno extiende artificialmente este esquema, no está ganando tiempo para una solución ordenada, sino profundizando los desequilibrios y haciendo más traumático el ajuste inevitable. La salida no vendrá de otro préstamo externo, sino de la construcción de un proyecto nacional que priorice la producción y el trabajo por sobre la especulación financiera.

La frágil estabilidad cambiaria depende de salvavidas externos, evidenciando la insostenibilidad del modelo

El esquema cambiario oficial logró sobrevivir un día más, pero no por sus méritos propios sino mediante la utilización de recursos obtenidos del exterior. Esta dependencia de ayuda externa para defender un tipo de cambio artificialmente reprimido confirma la profunda fragilidad del modelo económico y la incapacidad de la estrategia oficial para generar la confianza y los dólares genuinos que la economía necesita.