La tormenta tarifaria de octubre profundiza la crisis social y evidencia el fracaso del modelo de ajuste

Los incrementos en gas, electricidad, transporte y naftas no son hechos aislados; son la consecuencia directa de una estrategia deliberada de "tarifazo" que busca, por un lado, reducir el déficit fiscal a costa del consumo popular y, por el otro, licuar los subsidios para hacer los activos públicos más atractivos a una eventual privatización. Es un mecanismo de transferencia de ingresos desde los sectores medios y bajos, que destinan un porcentaje creciente de sus ingresos a estos servicios esenciales, hacia las grandes empresas energéticas y de transporte.

El círculo vicioso: tarifazos que alimentan más inflación

La teoría oficial sostiene que estos ajustes son necesarios para ordenar la economía. Sin embargo, la práctica demuestra que lejos de contener los precios, los disparan. Cada aumento en tarifas y combustibles funciona como un poderoso impulsor de costos para toda la cadena productiva: encarece el transporte de mercaderías, la producción industrial, el comercio y, finalmente, los precios de la canasta básica de alimentos. El Gobierno intenta bajar la inflación con las mismas herramientas que la generan, en un círculo vicioso que ahoga a la economía real.

Desde una mirada de centro-izquierda, este esquema es económica y socialmente insostenible. La pregunta de fondo es: ¿Ajuste para quién? Mientras la mayoría de la población ve cómo se esfuman sus salarios y jubilaciones, no se observa un esfuerzo equivalente en la contención de ganancias extraordinarias de los sectores oligopólicos, ni en la implementación de una política fiscal progresiva que grave las grandes fortunas y la renta financiera.

La necesidad urgente de un rumbo alternativo

Frente a esta seguidilla de golpes al bolsillo, se vuelve imperioso debatir un modelo alternativo. La estabilidad no se logra empobreciendo a la población, sino mediante un pacto social que priorice la producción y el trabajo. Se necesitan con urgencia:

• Polificas de ingresos: Una recomposición urgente de salarios, jubilaciones y asignaciones sociales por encima de la inflación.

• Control de precios y ganancias: Regulación sobre los sectores concentrados para evitar la traslación automática de costos y la especulación.

• Subsidios diferenciados: Mantener un esquema de tarifas sociales que proteja a los sectores más vulnerables, garantizando el acceso a derechos básicos.

Octubre no es un mes más. Es la consolidación de un rumbo económico que elige sacrificar el bienestar de las mayorías en el altar de un equilibrio macroeconómico ficticio, que solo beneficia a unos pocos. La salida no es más de lo mismo, sino un cambio de paradigma que ponga la economía al servicio de la gente, y no al revés.

La tormenta tarifaria de octubre profundiza la crisis social y evidencia el fracaso del modelo de ajuste

Octubre llega con una nueva embestida contra el poder adquisitivo de los argentinos. Ocho aumentos clave en servicios públicos, transporte y combustibles configuran un golpe regresivo que castigará aún más los ya deprimidos ingresos populares y acelerará la espiral inflacionaria. Lejos de ser meros "ajustes técnicos", estas subas representan la continuidad de una política económica que elige descargar el costo de la estabilización sobre las espaldas de las familias trabajadoras, mientras se mantienen intactos los privilegios de los sectores concentrados de la economía.